Malas decisiones

Muchas veces nos damos cuenta que tomamos malas decisiones por la consecuencias que debemos vivir. Afectamos de forma negativa nuestro entorno. Estamos separados de las personas que amamos. Dejamos pasar grandes oportunidades (Ya sean de trabajo, estudio, amistades, etc.) que se nos presentan en la vida. Nos sentimos sin un rumbo, sin un objetivo en la vida, y todo esto por tomar decisiones apresuradamente, sin pensarlas, meditarlas o pedir ayuda.

Buscando en la Biblia algún ejemplo de personas que tomaron malas decisiones, encontré muchísimas, pero vamos a ver el caso de Ananías.

“Un hombre llamado Ananías también vendió una propiedad y, en complicidad con su esposa Safira, se quedó con parte del dinero y puso el resto a disposición de los apóstoles. –Ananías- le reclamó Pedro-, ¿Cómo es posible que Satanás haya llenado tu corazón para que le mintieras al Espíritu Santo y te quedaras con parte del dinero que recibiste por el terreno? ¿Acaso no era tuyo antes de venderlo? Y una vez vendido, ¿no estaba el dinero en tu poder? ¿Cómo se te ocurrió hacer esto? ¡No has mentido a los hombres sino a Dios! Al oír estas palabras, Ananías cayó muerto. Y un gran temor se apoderó de todos los que se enteraron de lo sucedido.” Hechos 5:1-5

Ananías es un GRAN ejemplo de una persona que decidió mal. Generalmente cuando no decidimos correctamente buscamos cómplices, otros que nos ayuden, que nos apoyen, que estén de acuerdo con lo que queremos.

“¿Cómo es posible que Satanás haya llenado tu corazón para que le mintieras al Espíritu Santo…” Muchas veces nos dejamos “llenar el corazón” con malos pensamientos, enojos, ira, rencores, malos hábitos, etc. Cosas que nos alejan de la voz de Dios. Nos mentimos a nosotros mismos creyendo que podemos engañar al Espíritu Santo, pero él conoce hasta lo más íntimo de nuestro corazón. Él analiza las intenciones más que las acciones.

No sé cuáles son tus decisiones equivocadas, pero lo que sí sé es que hay esperanza, es posible seguir adelante, volver a enfocarnos, y comenzar de nuevo.

“Si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra.” 2Crónicas 7:14.

Si en este tiempo estuvimos tomando malas decisiones, la salida es humillarnos y orar, buscar a Dios y Él nos dará la solución. Nos perdonará y nos restaurará.

Así que ¡¡Sigamos adelante!! Volvamos nuestros ojos a Dios, enfoquémonos en buscar SU guía para tomar buenas decisiones.

Tomate cuatro minutos más

Miralo desde arriba: Dios ve todas y cada una de tus malas decisiones. Y espera que aprendas de las consecuencias de las mismas. Las herramientas para elegir correctamente están a tu alcance, pero también la posibilidad de arrepentirte y restaurarte. Lo importante es ¡No detenerse!

Miralo desde abajo: Las malas decisiones nos generan el temor de volver a cometer errores en el futuro. A partir de ahora, conociendo la posibilidad de ser restaurado por Dios, el próximo desafío es confiar en su guía para decidir. Él está al alcance de una oración. En cada error cometido hay una lección de sabiduría para tu vida.

Miralo desde adentro: Muchas de las malas decisiones generan secuelas que marcan nuestras vidas ¿Lográs reconocerlas? El miedo, la culpa, son algunos signos de decisiones erradas. Reconocerlos, buscar la restauración y seguir, es hoy una de las mejores decisiones que podés tomar.

Miralo hacia afuera: Reconocer los errores, asumir la responsabilidad e intentar enmendar las consecuencias de las malas decisiones, hablan de una actitud de madurez. Ser responsable de nuestras decisiones nos convierte en personas confiables. Dios quiere que aprendamos a ser personas de confianza en todos los ámbitos de nuestra vida.