Yo
les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán
aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo. (Juan 16:33 NVI)
Jesús lleva mucho tiempo al lado de sus discípulos, cuando había una
enfermedad, el sanaba a la persona y perdonaba sus pecados. En momentos de
necesidad, Jesús simplemente oraba a su Padre y los alimentos eran multiplicados, y
en aquellas situaciones en donde una tormenta amenazaba sus vida, sus discípulos
vieron la mano poderosa de Jesús librándolos de la muerte.
Pero ahora su maestro se estaba despidiendo, el debía estar con su Padre
y por lo tanto les debe advertir de los peligros que iban a enfrentar después de
su partida. Les dice que serian perseguidos, echados en la cárcel, amenazados
de muerte, etc.
Los discípulos quedaron de
seguro con mucho temor o miedo de lo que les podría suceder. Quiero tratar de
imaginarme la cara de desesperación ¿Qué les depararía el futuro?, ¿Quién iba a
rescatarlos? O ¿Quién haría todas las cosas que solo el Jesús podía hacer? Parecía que se habían acabado los días de color rosa y se acercaban unos
días tremendamente oscuros
para cada uno de ellos.
Jesús, su amigo,
quien en pocas horas iba a dar su propia vida por amor a ellos, no le
promete a sus seguidores vidas cómodas, conquistas y un futuro exitoso, durísimo
¿No? Aunque algunos lo dicen y lo piensan de esa manera.
Pero si les dice
algo que cambiaría lo terrorífico de la situación.
·
En primer lugar Jesús les deja su paz y segundo les
pide que confíen en Él. Ya que ellos no podrían verlo, pero podían confiar en
que Él aún estaba ahí y estaría con ellos aún en los momentos más difíciles.
Los discípulos no caminarían más a su lado, pero podían tener la seguridad de
que no estarían caminando solos, porque Él nunca los
dejaría solos, parte de su promesa es esa.
·
Dios sabía de antemano los problemas y dificultades
que tendríamos que enfrentar, pero Él prometió esta misma paz para mi vida, la
tuya y la de todos. Solo necesitamos confiar,
creer que a su lado estaremos bien y descansar en su promesa.
·
¿Estás dispuesto a tomar esa actitud? Es una
decisión y está en tus manos.
Para llevarlo en la mente
durante el día: La paz de Dios no es para aquellos que no tienen
dificultades, sino para quienes han decidido confiar en Él.
Tomate
cuatro minutos más
Miralo desde arriba: Dios está esperando que confíes en Él para darte la paz que te hace falta para superar todas las dificultades a las que debas enfrentarte. Viendo los problemas desde su perspectiva, nos damos cuenta que podemos enfrentarnos a cualquier cosa que pueda venir.
Miralo desde abajo: Más de una vez caemos en
desesperación porque vemos lo feroz de una tormenta. Reclamamos y creemos que
Dios nos abandonó, o que justo en ese momento estaba mirando para otro lado ¿No
nos dimos cuenta que nunca dejó nuestra barca?
Miralo desde Adentro: Las promesas de
Dios de que nos va a acompañar y darnos paz deben hacerse reales en nuestro
corazón. Las diferentes pruebas a las que nos vayamos a enfrentar en nuestra
vida tienen que generar una mayor confianza en su palabra y más seguridad en
que estamos creyendo en un Dios poderoso.
Miralo hacia Afuera: Tu reacción ante las dificultades que debas enfrentar va a evidenciar qué tan aferrado estás a sus promesas. Si frente a un problema perdés el control, es evidente que todavía no se te reveló su paz. Al contrario, si reaccionas con paz y confianza aún en la situación más adversa, vas a ser de testimonio para que otros puedan ver la obra de Dios en las personas.
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