¡¡Buenos
días!!
Ultimo
devocional previo a las bendiciones del fin de semana, así que para prepararnos
les comparto una pequeña enseñanza que nos deja
el Profeta Habacuc ante una
realidad desfavorable.
“Aunque
la higuera no dé renuevos, ni haya frutos en las vides; aunque falle la cosecha
del olivo, y los campos no produzcan alimentos; aunque en el aprisco no haya
ovejas, ni ganado alguno en los establos; aun así yo me regocijaré en el Señor,
¡Me alegraré en Dios, mi libertador!”.
(Habacuc
3: 17-18 NVI).
Aunque
el profeta vive las consecuencias de una batalla, la desolación y hambre que
puede significar la improductividad de sus tierras; se alegra en Dios, pues es
su fuente inagotable de confianza, de fuerzas.
Aunque
la situación no es la mejor, Habacuc demuestra el brillo de la gloria de Dios
en sus palabras, en una actitud de alegría y adoración.
Es
un verdadero reto expresar y ofrecer adoración a Dios cuando estamos
atravesando tiempos difíciles. Si queremos agradar a Dios, necesitamos asumir
el desafío de ser adoradores en todo
tiempo.
Adoremos
en tiempos de aflicción
Muchas
veces podemos caer en la trampa de decir o poner como excusa que “no lo
sentimos”. Es cierto que somos humanos y por lo tanto tenemos emociones pero no
debemos dejar que nuestras emociones (tristeza, enojo, mal humor, desanimo,
cansancio), determinen y condicionen nuestra adoración a Dios.
“La adoración
puede ocurrir cuando el creyente se encuentra en la hora más oscura y afirma la
soberanía de Dios a pesar de las circunstancias” – (Bob Sorge).
Adoremos
mientras esperamos las promesas de Dios
Adorar
en estos momentos de ansiedad, hará que
esta actitud de preocupación se
transforme en una actitud de confianza,
lo que por consecuencia además traerá paz y alegría a nuestra vida. Cuando lo
adoramos lo exaltamos a lo sumo y nuestros problemas se vuelven insignificantes
en su presencia.
Adoremos
en tiempo de prosperidad y bendición
Pareciera
obvio que es el mejor momento para adorar al Señor, pero muchas veces en estas
situaciones de abundancia, de bendiciones;
apartamos nuestro corazón de Dios y nos independizamos de él. (Claro ejemplo
cuando Dios nos concede el trabajo que necesitábamos y ya no nos podemos
levantar para orar o ir a la iglesia)
No
olvidemos las promesas de Dios y aun cuando sean cumplidas sigamos teniendo un
corazón que lo honre y sea agradecido.
“¡Ofrece
a Dios tu Gratitud, cumple tus promesas al Altísimo! Invócame en el día de
angustia, yo te librare y tú me honrarás” – Salmos 50: 14-15.
La
adoración muchas veces cuesta, involucra toda nuestra vida. Según el
diccionario adorar es AMAR AL EXTREMO. Por lo tanto, si estamos convencidos del
amor que le tenemos manifestemos ese amor en nuestra adoración, no solo en
reuniones, si no cada día de nuestras vidas.
Seamos
extremistas, expresivos, levantemos nuestras manos, arrodillémonos, adoremos
con una sonrisa, expresemos la adoración a aquel que se entrego en totalidad
por nosotros.
Hay
muchas maneras de adorar al Señor, lo importante es que encuentres la manera
para abrirte y expresarte delante del Señor. No hay una posición “correcta”
para hacerlo, lo único que debe ser correcto delante de Dios, es el corazón que
se humilla para adorarlo (sin importar el lugar, la vergüenza, el que dirán,
etc.), desde lo más profundo de su corazón.
“Por lo tanto hermanos, tomando en
cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración
espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios”
(Romanos 12.1)
Esta
de mas decirlo, no lo adoramos por lo que él hace, nos dé, cuando nos bendice o
cuando lo necesitamos, Lo adoramos por lo que él
es.
Tomate
cuatro minutos más
Miralo
desde arriba: La
adoración puede generar el movimiento más impresionante del cielo. Sacarle una
sonrisa a Dios con nuestra adoración tiene que ser el objetivo de cada día. Dios
ama ver a sus hijos en adoración, y promete manifestarse en cada lugar que se
adore ¡Qué increíble experiencia podemos vivir cada día!
Miralo
desde abajo: La
adoración puede resultar difícil en algunas situaciones, pero la sanidad y la
libertad que hay en nuestra vida cuando nos determinamos a adorar resulta más
poderosa de lo que imaginemos. Su sola presencia en la adoración desata los
milagros más sorprendentes.
Miralo
desde Adentro: ¿Cuál es tu motivación más grande al momento de
adorar? Si nuestra adoración es una mera respuesta a una bendición debemos
entender que Dios merece ser adorado en cualquier circunstancia. Analizate, y
pedile a Dios que te motive correctamente. Que la revelación de una real
adoración llegue a transformarte de un mero adorador reactivo a un adorador
extremista.
Miralo
hacia Afuera: ¿Qué
consecuencias puede traer al resto una vida de adoración? Un corazón agradecido,
confiado. Una persona que trasmite Fe y puede dar contención y esperanza a
quien lo está necesitando. La adoración a Dios te convierte en una expresión
pública de la verdad de Dios que cualquiera puede interpretar.
amiga hermosaa palabraa gracias por compartirlaa!!
ResponderEliminarCaro Pauli
me encantooo esta palabra!!!
ResponderEliminarmaria