Mis decisiones afectan mi entorno


Josué 1: 12-18 Dice: “A los rubenitas, a los a los gaditas y a la media tribu de Manasés   , Josué les mandó: -Recuerden la orden que les dio Moisés, siervo del SEÑOR: “Dios el SEÑOR les ha dado reposo y les ha entregado esta tierra. Sus mujeres, sus niños y su ganado permanecerán en el territorio que Moisés les dio al este del Jordán. Pero ustedes, los hombres de guerra, cruzarán armados al frente de sus hermanos. Les prestarán ayuda hasta que el SEÑOR les dé reposo, como lo ha hecho con ustedes, y hasta que ellos tomen posesión de la tierra que el SEÑOR su Dios les da. Sólo entonces podrán ustedes retornar a sus tierras y ocuparlas. Son las tierras que Moisés, siervo del SEÑOR, les dio al este del Jordán. Ellos le respondieron a Josué: Nosotros obedeceremos todo lo que nos has mandado, e iremos adondequiera que nos envíes. Te obedeceremos en todo, tal cual como lo hicimos con Moisés. Lo único que pedimos es que el SEÑOR esté contigo como lo estuvo con Moisés. Cualquiera que se rebele contra tus palabras o que no obedezca lo que tú ordenes, será condenado a muerte. Pero tú, ¡Sé fuerte y valiente! “

Vivimos dentro de una sociedad en la que estamos rodeados de personas, por consecuencia, mis decisiones van a afectar a otros. Josué fue un claro ejemplo de una persona que tomó la decisión correcta: Obedecer a Dios. Como consecuencia, TODO el pueblo de Israel llegó a la tierra prometida.

Cuando leía este pasaje pensaba en qué hubiese pasado si Josué no hubiese obedecido al llamado de Dios, o qué hubiera sido del pueblo de Israel si estos hombres no iban al frente como Josué se los ordenó. Seguramente no hubiesen alcanzado el objetivo.

Miles de personas se vieron afectadas,  en este caso bendecidas, por la decisión de un solo hombre. Lo mismo pasa con nosotros. Estamos insertos en una cadena formada por diferentes personas que se ven afectadas de forma negativa o positiva por las decisiones que tomemos. Lo que elijo afecta o contribuye a otros, ya sea mi familia, mis amigos, conocidos, etc.

“Pero USTEDES, LOS HOMBRES (O MUJERES) DE GUERRA, cruzarán armados al frente de sus hermanos. LES PRESTARÁN AYUDA hasta que el SEÑOR les dé reposo, como lo ha hecho con ustedes, y hasta que ellos tomen posesión de la tierra que el SEÑOR su Dios les da.”

Somos parte del ejercito de Dios, somos hombres y mujeres de guerra, que van al frente de los problemas y circunstancias que nos rodean, y como tales, debemos ayudar a nuestros hermanos, a nuestro prójimo; ¿Cómo? Con nuestro ejemplo: tomando buenas decisiones.

La semana pasada me dijeron que necesitaban dadores de sangre del grupo y factor que poseo. Si bien, sé que donar sangre es muy bueno y necesario, es algo que nunca había hecho por temor a las agujas y al sólo hecho de pensar que me tenían que sacar sangre.

Algo que para otros puede ser tan simple, para mí era un gran desafío, así que ante la necesidad, tomé la decisión de hacerlo, fui a donar sangre. Tuve que luchar con mis miedos, con lo desconocido, con las imposibilidades, pero cuando todo pasó, sentí esa satisfacción de saber que hice lo correcto, que tomé la decisión justa.

No es fácil tomar buenas decisiones. Muchas veces nos lleva tiempo, mucho esfuerzo, sacrificio pero,  vale la pena.

En esta semana te animo a que reflexionemos juntos en esto y empecemos a tomar BUENAS DECISIONES.

Tomate cuatro minutos más

Miralo desde arriba: Dios te da la posibilidad de bendecir a otros, de afectar tu entorno. Él espera que tus decisiones sean las correctas y que las mismas traigan consecuencias positivas para quienes te rodean. La responsabilidad es tuya.

Miralo desde abajo: Muchas veces creemos que tomar o no tomar una decisión solo nos afecta a nosotros, pero lo cierto es que nuestras decisiones modifican nuestro entorno ¿Logras comprender que Dios nos da esa responsabilidad también a nosotros? Dependemos de su sabiduría en forma plena.

Miralo desde adentro: Los miedos ante las consecuencias de una decisión disparan en nuestra mente infinidad de resultados. De los buenos y de los malos. La verdadera paz al tomar una decisión es ampararnos en su palabra, y anteponer su voluntad por sobre la mía.

Miralo hacia afuera: ¿Qué decisiones recientes terminaron afectando a terceros? ¿Crees que hay una forma mejor de decidir? Si  no llegas a ver cómo afectan las decisiones a tu entorno es hora de empezar a pedirle a Dios que te de la luz para entenderlo. Las decisiones no son inocentes, y siempre afectan a más de una persona.

1 comentario:

  1. muy buena palabra amiga!!! tenemos que asumir la repsonsabilidad de tomar buenas decisiones si realmente amamos a quienes nos rodean!!!

    Carolina Pauli

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